¿Cómo separarse sin matarse en el intento? ¿Cómo lograr una convivencia pacífica tras las heridas abiertas? ¿O minimizar el daño a los hijos?
A este cometido ayudan servicios de mediación como el que ofrece la Unión de Asociaciones Familiares (UNAF). Frente a la vía tradicional, la del contencioso en los juzgados, mucho más onerosa para las partes y a menudo más conflictiva, en la mediación se apuesta por recuperar un mínimo marco de diálogo que permita alcanzar los acuerdos necesarios para decidir entre las partes cómo van a organizarse.
Nacida en Estados Unidos y Canadá la mediación llega Europa en los años 80 y 90, y en concreto a España de la mano de UNAF hace ahora 25 años. En este tiempo el Servicios de Mediación de esta asociación ha ayudado a 2.589 familias a resolver sus conflictos de una manera civilizada. Aunque no hay cifras oficiales, Carlos Abril, mediador de UNAF, apunta a que cada vez más parejas recurren a este método, especialmente a partir de la ley de 2012, que regulaba la mediación en asuntos civiles y mercantiles, y que ha hecho que proliferen este tipo de servicios. “El porcentaje de éxito suele oscilar entre el 70 y el 75%”, asegura.
Eso sí, el experto también advierte de que “no es la panacea. No vale para todas las parejas”. Y es que la buena voluntad para llegar a un acuerdo es un prerrequisito básico en un proceso que se rige por dos principios fundamentales: la voluntariedad y la confidencialidad. Es decir, el proceso es voluntario para todas las partes y la información que se maneje no puede emplearse después en el caso romper la mediación e iniciar un contencioso judicial.