En nuestra cultura las fiestas navideñas han tenido siempre un importante componente familiar. No solo porque en su origen religioso se rememora y festeja el nacimiento de un niño, sino porque estas fiestas se han convertido ya en una costumbre social cuyo sentido fundamental es la reunión de las familias.
Pero ¿cómo se viven estas fiestas en las familias que han tenido que atravesar un proceso de ruptura de los progenitores? Para ellas las navidades adquieren, sobre todo al principio, un significado distinto impregnado de una cierta ambivalencia provocada, por un lado, por la alegría que conlleva la celebración y por otro, por la tristeza que supone la ausencia de al menos uno de los seres queridos con el que en otro tiempo se estaba acostumbrado a compartir esos momentos. Son los niños y niñas los que más notan su ausencia, y los padres y madres los que más pueden hacer para normalizar y minimizar la factura emocional que para ellos puede suponer esta situación.
Carlos Abril, mediador familiar de UNAF, comparte en nuestro blog Mediación para el Acuerdo algunas recomendaciones para que las familias donde se ha producido una separación disfruten de estas fiestas como todas las demás.